Tan Cerca de Alejarse

Ahora supongo esta entrada es para comenzar un buen Año, uno Nuevo. Y es para tí, mi niño. Disfrutenlo. Espero terminar de contar la historia pues me ha gustado un poco :)

Tan Cerca de Alejarse

Durante al viaje a la playa, ella intentó alejarse lo suficiente de “ellos” para adentrarse en el pequeño y confuso laberinto de ideas, mientras el leve sonido de las olas, contra las rocas sobre las que solía ir a descansar y pensar, y la mezcla de la refrescante brisa del mar humedecía las hojas amarillas del viejo block, ella se diluía en sus ideas y terminaba escapando de ese laberinto gracias a las pequeñas y saladas gotas que resbalaban.

Se sumergía en su libro favorito, que había leído una y otra vez incansablemente, pues le recordaba a “el día” en que había entrado a ese cuarto semi-iluminado sólo por unas cuantas velas y había encontrado el libro. Cuando lo tomó por primera vez sintió su presencia en el cuarto, y una lágrima se deslizó por su mejilla hasta llegar a la comisura sus labios y poder saborear el recuerdo y la historia de él. En la playa, sentada sobre su toalla rayada como una cebra, leía el libro intentando prolongar el enorme sentimiento de tristeza, soledad mezclado con amor y una pizca de algo más. Siempre pensaba que el destino la había llevado a tomar el libro. Destino o quizá “el señor de los libros abandonados”.

“Ellos” insistían en que necesitaba convivir con sus compañeros de clase, de su misma edad, claro no entendían el motivo por el cual ella tendía a alejarse de las personas. Y ella decía que haría el intento de hacer algún amigo, pero estaba más claro que la leche que nunca hablaría con las personas a menos que la situación fuera de extrema necesidad. Todo esto comenzó a partir de ese extraño día del libro cuando recordó su historia y lo que había vivido al lado de él. Después de que la historia se quebró y comenzó el lapso de tiempo anterior al día del libro, ella se había internado en una gran laguna mental, que más que laguna era un mar de arenas movedizas, que succionaba sus recuerdos lentamente hasta llegar a vaciarla de la realidad.

El primer amanecer del viaje lo vislumbró en la arena aún fría y húmeda por la fresca noche, esa madrugada la playa había tomado una forma diferente pues las pequeñas dunas de arena ahora se acumulaban en la parte mas lejana al mar y en la parte media comenzaba a notarse un relieve como pequeños barrancos, tallados en madera por las olas del mar. El constante movimiento y sonido del oleaje creaba la eterna ilusión de estar flotando mientras te acercas lentamente hacia el inmenso abismo, donde no sabes lo que hay y lo que te espera, si es que hay algo.

Esa misma mañana después de nadar hasta la boya y regresar a la playa, se prometió que no volvería a adueñarse de las emociones que veía en las demás personas, aunque en realidad pensaba que sería triste no poder experimentar sólo mentalmente lo que los demás sentían y que entonces sería duro y algo complicado adaptarse a sus insignificantes emociones en comparación con las de los demás. Sabía que le sería difícil enfrentarse a sus verdaderos sentimientos, pues desde hacía años que no sabía como se sentía en realidad, ella era una cleptómana de emociones y sentimientos.

Quizá un cambio era lo que necesitaba para despejar su mente, quizá sólo necesitaba la compañía de una persona, de esa persona en especial que hacía tiempo había olvidado y hace poco había recuperado recuerdo alguno de esa persona, era como si su mente hubiera borrado todo recuerdo de esta persona por el daño que le había causado, quizá lo único que necesitaba era un abrazo. Un tinte de realidad e imaginación.