Serenidad

Delicias transformadas en dolor. Dolor transformado en pasión. Delicadeza en crueldad.

El viento fresco sobre mi cara, agitando mi cabello y mi túnica blanca, descalzos mis pies humedecidos por el rocío acumulado de la madrugada. Esta noche la luna negra presente está, solamente las estrellas iluminan el mando estelar. En la frontera del bosque y el claro caminando me encuentro, en el claro una hoguera al centro, las personas platicando otras jugando con el alma de niños.

La curiosidad me invita a acercarme, se comienza a escuchar las tenues notas de un violín, y otros instrumentos de percusión, el volumen aumenta conforme me acerco. Mis pasos toman el ritmo de la música la gente se abre en respuesta a mi presencia, unos guardan silencio otros se inclinan ante mí con fervor.

De mi garganta surge una voz ajena con una nota musical que acompañada con los instrumentos forman la melodía más hermosa y relajante que he escuchado, caminando con un paso elegante y sereno converso con las flores y los árboles con ese lenguaje silencioso de la naturaleza. Las personas se acercan con esperanza de recibir el roce de mis labios sobre sus mejillas, como si yo fuera una Diosa celta.

El madero arde con tranquilidad y baila con el viento de primavera, las grandes llamas deleitan mis sentidos y me claman que baile con ellas, la música celta del claro me acompaña en mis torpes y gráciles movimientos, hipnotizada por el fuego y la música entro en un trance milenario.

La gente clama bendiciones, mis manos rozan las flores marchitas dándoles vida y una luz interior, mis dedos acarician el cedro, el abedul y el pino fortaleciéndome y escuchando a los árboles.

Dulce es el elixir del trance hipnótico...